domingo, 13 de mayo de 2012

A MARIO TREJO AYER, HOY Y MAÑANA Y...

El breve poema que le escribí, con amor y humor, en 2009.

¡Hasta la vista, gran maestro amigo!


La Gran Mario

Al poeta Mario Trejo

Al levantar el tubo del teléfono una
sibilina confusión me gana:
algún extraño ser
en el extremo opuesto
pretende someterme a
su oráculo particular.
“Soy José Enrique Rodó”, susurra
con voz de caracol en la bruma, y me interroga:
“¿Sabés qué significa tu nombre, Ariel?”
por fortuna, logro recordar: “Ariel, León de Dios”
Mario Trejo, gran poeta y perverso inquisidor
carraspea y exclama: “Muy bien,
usted no parece argentino, ché”
mas cuando intento saludarlo, entablar
lo que sería un diálogo normal
me interrumpe: “Estoy
muy apurado
el tiempo escasea en todo el mundo
y los años se van que ni te cuento”.
Así que reprimo un grito de enojo
y a punto de colgar el aparato
me digo: “El genio resplandece
donde menos el vulgo lo espera:
Mario Trejo me ha burlado una vez más”.

*




QUISE DECIR: COLOMBIA EN LA POESÍA COLOMBIANA

Colombia en la pesía colombiana, antología imperdible, el 30 de mayo en la Biblioteca Nacional, 19 hs.

sábado, 12 de mayo de 2012

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LA ARAÑA

Recorriendo su tela 


esta luna clarísima

tiene a la araña en vela

JUAN JOSÉ TABLADA (MÉXICO DF 1871 - NUEVA YORK 1945)

miércoles, 9 de mayo de 2012

DEL LIBRO PÓSTUMO DE GIANNI SICCARDI


«LA SOLEDAD HABITADA».
EDICIÓN AL CUIDADO DE LA POETA OFELIA FUNES



SUEÑO RITUAL


Ella duerme
y sueña conmigo.
Un sueño hermoso
en que le entrego un frasco.
Resplandece la atmósfera.
Muda escena
transcurre en un espacio
envuelto en luz dorada.
Oh, los sueños rituales.
Finalmente
despierta conmovida
estira el brazo y toca
la almohada solitaria.
Intemperie sin fin.
En la vigilia
ambos estamos solos.

martes, 8 de mayo de 2012

POEMAS DE ANA MARÍA MANNO

un baño de luz divide la realidad de la ficción

la mirada deshace fracciones de mar

lo claro resulta confuso las ensoñaciones

proveen  al alma del alimento necesario

el ser soñado se sueña

 lo que queda del agua con gas derrite la sed






la acidez madura los restos del dìa capas

superpuestas de sueños hablan del mar

el equilibrio del ojo acapara la extensión
                                                     de la playa

no hay inocencia en la mirada,  gradualmente

se desintegran las partìculas tóxicas del sueño

la vista del mar no se sabe si es real






la corriente la chupa la manosea la tiene ya no quiere soltarla

 hablo del mar de su cuerpo objeto pulsión

mirada de mujer mirando el mar, lo que eleva templa

mar pensado mar crujiente eyacula en los bordes

la queja


lunes, 7 de mayo de 2012

ELLA ES UN PAÍS

Ella es un paísde risa y luna solitaria
Ese país rechaza a los
turistas y exploradores ávidos de
minerales cotizados en el mercado de la
inconstancia

Oculta Ella en el Este leves espumas
de carcajadas tintineantes
-el caminante evitará quedar
atrapado en sus redes translúcidas-
aves del color del sol hibernan en
occidente tras el celaje de lo
no dicho
y -según los sabios- la llanura central
de ese país florece
capullos innominados cuyo aroma
en vano intentan describir los tratados

El Norte de Ella
juran los mapas
ofrece frutos desconocidos y
reparadores
en tanto el Sur
cavila una intención diagonal

Ella en su país de claridad
Ella en su enigma
rojo como el mar

LAS JIBIAS, LAS DE MONTALE...

LAS jibias (las de Montale),
extrañísimos calamares, ámanse
   luego que el macho persuade a la hembra
   mediante obsesivos frotes  sexuales y
   fingiendo un inédito
tono añil.
Surcan los espermios la íntima frontera.
Líricamente se adoran,
procrean.

Así los animales,
su sabio frenesí.

Sólo el humano ama
y le estalla el planeta.

viernes, 4 de mayo de 2012

TIEMPO DEL CORAZÓNPublicado en la Revista El Arca (versión digital)

Publicado en la Revista El Arca (versión digital)

Tiempo del corazón
Ingeborg Bachmann/Paul Celan

(Trad. Griselda Mársico-Uwe Schoor y Horacio Zabaljáuregui)
Fondo de Cultura EconómicaBuenos Aires2012
 “La novela epistolar más dramática escrita a cuatro manos”: así definió − con acierto−   la crítica argentina Silvina Friera, al libro Tiempo del corazón, que reúne principalmente el corpus total de la correspondencia, incluídos telegramas, entre dos de los mayores poetas en lengua alemana del siglo pasado: la austríaca Ingeborg Bachmann y el rumano germano-hablante Paul Celan, cuyo apellido original era Antschel. A lo que se añade el epistolario Celan-Max Frisch (esposo de Ingeborg a partir de 1958) y las misivas entre Ingeborg y Giselle, la mujer de Celan desde 1952. Lo que más impresiona es constatar el alto voltaje intelectual-pasional del diálogo entre los dos poetas: es un mar tempestuoso de escasos encuentros reales y de profundos, desgarradores desencuentros (en verdad, sólo en la superficie), reticencias, malentendidos, quejas y, es claro, también de debates y noticias sobre la actividad literaria propia y ajena, publicaciones, escritores y críticos. Llama fuertemente la atención, por ejemplo, la ira de Celan por una crítica a su Reja de lenguaje, a la que imputa antisemitismo. Eso sí: el puente entre uno y otra nunca se quebró del todo: al menos hasta la última carta de Paul en 1967, subsistió un hilo conmovedor de ligazón, lealtad y adhesión amorosa por sobre desgarros y años. Y, sobrevolándolo todo, el fantasma del nazismo todavía latente entre muchos de sus colegas.
El 16 de mayo del 48, en la casa en Viena del pintor surrealista Edgar Jené, la estudiante de filosofía Ingeborg (en compañía del conocido escritor Hans Weigel, con quien mantenía un affaire sentimental muy libre) había conocido a Celan, quien a su turno había huído de Bucarest llegando a Viena vía Budapest. Un hecho fundamental signó desde el inicio este vínculo: el padre de Ingeborg era militante del partido nazi, los padres de Paul habían sido asesinados en un campo de exterminio nazi en Ucrania, y él mismo estuvo recluído en un campamento de trabajos forzados: una tragedia que marcaría para siempre su vida y su obra. Lo cierto es que el 20 de mayo comenzó la relación amorosa entre ambos: la primera misiva de él, el 23, es el poema (a ella dedicado) En Egipto, junto a un libro de cuadros de Matisse:
Le dirás al ojo de la extraña: ¡Sé el agua! / Las buscarás, en el ojo de la extraña, a las que sabes en el agua…”. La extraña: desde el comienzo, estos famosos amantes-antípodas (parafraseando a Enrique Molina) tuvieron conciencia de lo especialísimo y ejemplar de su liaison. Luego, Celan se radica en París. Curiosamente, la carta-respuesta de ella… ¡no enviada! es recién de la Navidad. Y así se suceden los ruegos, los intentos por fijar una cita, los comentarios de ella de poemas de él a los que siente como un mal sustituto de la relación personal, los anuncios (reiterados e incumplidos) del corte de la relación, de su declive o su renacer.
En una primera etapa, con eje en 1952, año en que  Celan contrae matrimonio con Gisèle Celan-Lestrange, las cartas de Ingeborg son un diluvio epistolar, un reclamo constante por la falta de respuesta. Ingeborg, ya exitosa por sus trabajos radiofónicos, su poesía y relatos, se ha mudado a Roma. A fines de 1957, un reencuentro fortuito durante unas jornadas literarias en Colonia detonan la intensa reanudación de esos amores. Ahora será él quien arrecie con la correpondencia ante la creciente reticencia de ella, que en 1958 se casa con el escritor Max Frisch. Un párrafo particularmente significativo: “.Te agradezco que le hayas dicho todo a tu mujer, ya que ‘ahorrárselo’ sería agrandar la culpa y disminuir a tu mujer. Porque ella es como es y porque tú la amas. ¿Pero tienes una idea de lo que significan para mí su aceptación y su comprensión? ¿Y para ti? No puedes abandonarlos, a ella y a vuestro hijo. Me contestarás que ya está, que en el fondo ya ha sido abandonada. Pero por favor no la abandones. ¿Tengo que darte las razones?”. Paul Celan se suicida arrojándose al Sena, en 1970: tenía 50 años. Ella morirá tres años más tarde, al incendiarse su habitación en un episodio confuso. Ambos habían sufrido en los ’60 severas internaciones psiquiátricas, y tormentas espirituales indecibles.
Por si fuera poco, las cartas entre Ingeborg y Gisèle son un modelo de afecto, altura intelectual y moral. Completan el libro fotografías, el epistolario Celan-Max Frisch, extensos posfacios a cargo de los editores Bertrand Badiou, Hans Holler, Andrea Stoll y Barbara Wiedeman así como Notas, una extensa Cronología y Bibliografía. En suma: una obra tan deslumbrante como estremecedora.

 
Jorge Ariel Madrazo

jueves, 3 de mayo de 2012

¿"Está bueno" o "Está bien"?

“Con la crisis del 2002 aparece la expresión ´está bueno´ en vez del ´está bien´, y si observás esa frase, guarda un sentido de resignación. Un caso: conseguí un trabajo en Mac Donald´s, me pagan poco pero está bueno, también. ´Está bueno´ es lo opuesto a estar bien, es como una consolación”.

Germán García, en entrevista por Marcelo Saltal, Revista El Abasto, 2007

EL GRAN MARIO TREJO, EN REVISTA LAMAS MEDULA

Mario Trejo lee a Mario Trejo en http://www.revistalamasmedula.com.ar/nro4/nota1.htm Además, video exclusivo con su poema Labios Libres e imágenes de la película dirigida por Bertolucci protagonizada por Trejo en los 60. Mario Trejo nació e...n Argentina, en 1926. En los ´40 creó con Alberto Vanasco el HIGO Club, movimiento que promovió los primeros happenings de Sudamérica. Su primer libro de poemas fue Celdas de la sangre (1946). Escribió en coautoría con Vanasco, la obra de teatro No hay piedad para Hamblet (1954), Premio Municipal de Buenos Aires. En los ´50 integró la revista Poesía Buenos Aires, junto a Raúl Gustavo Aguirre, Jorge Enrique Móbili, Edgar Bayley y Rodolfo Alonso, entre otros. A fines de esa década, tuvo a su cargo los programas televisivos de Canal 7 (Argentina) Historias de Jóvenes, (Martín Fierro 1959) y Desnuda Buenos Aires.
Fue colaborador de Radio Televisión Francesa, junto a Mario Vargas Llosa. Trabajó para las revistas culturales argentinas Contemporánea, Luz y Sombra, Letra y Línea, Cinedrama y Conjugación de Buenos Aires, ejerció el periodismo en el diario La Prensa , y en las revistas Primera Plana y Confirmado. En 1964 ganó el premio de poesía Casa de las Américas con El uso de la palabra. Residiendo en Cuba, escribió el guión de Desarraigo, largometraje dirigido por Fausto Canel, galardonado en el Festival de San Sebastián (1965). En 1967 se interpretó a sí mismo en el documental de Bernardo Bertolucci La vía del petróleo.Escribió y dirigió en el mítico Instituto Di Tella de Buenos Aires varias obras; la más recordada, Libertad y otras intoxicaciones ( 1967). También fue el autor de Libertad, Libertad, Libertad, dirigida por David Stivel y Norma Aleandro en 1968. Astor Piazzolla musicalizó varios poemas suyos, entre ellos, Los Pájaros Perdidos, la cantante Jeanne Lee y el trompetista Enrico Rava interpretaron sus poemas en inglésQuotations Marks y Let me be. En los ´70, como cronista free lance, trabajó para las agencias A.N.A.S.A. (España), A.S.A. PRES (Francia) y HARVEY (Italia). Junto a Allen Ginsberg tradujo a Nicanor Parra, en 1990. En 2008 el Fondo Nacional de las Artes editó una antología prologada por Liliana Heer y la Fundación Argentina para la Poesía le otorgó el Gran Premio de Honor.
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miércoles, 2 de mayo de 2012

Algunos nuevos Quarks - 2012 (microficciones)



Algunos nuevos Quarks - 2012 (microficciones)



METAMORFOSIS

Se bambolea, borracha, la abeja entre los lilas del jacaranda. La vigilo. con toda la  medula. soy la abeja. Vuelo con ella, seré jacaranda. 


AFASIA

Rara forma de la afasia, la que aqueja a mi amigo Vicente Huidobro (a quien llamamos “el chilenito aristócrata”): incapaz de articular conceptos, sólo emite poemas. Cuando el martes por la tardecita gritó: “Eres tan bella como el faro en la niebla buscando a quién salvar…”, con lo que sólo logró asustar a los fantasmas que iban a posarse en el cable de la luz, el doctor Eufrates dictaminó: “No, no es afasia, es una extraña variante de la idiotez”. Claro, el doctor es asiduo lector de Hegel. Cómo pretender que comprenda a Vicente.


NOCTURNO DE TANGO

«Me hallaba solo, disponible, desafecto y tranquilo. Tenía veintiséis años.»
El juego del revés, «Teatro», Antonio Tabucchi.


¿Me creerá si le digo que en esa época yo me sentía extrañamente identificado con el joven solitario, desafecto y tranquilo que se abría paso, sin saber por qué ni hacia adónde, en la escondida región de Kaniemba, Africa? ¿Y que en cierto exacto minuto se sentiría perplejo frente a aquel inglés, Sir Wilfred Cotton, y sus sorprendentes “funciones teatrales”, proezas fantasmales de un ex actor que, roto el hilo umbilical de su vida, reviviría su ayer en homenaje a aquel joven, su único invitado vestido de etiqueta en una residencia al borde de la selva,  residencia y a la vez improvisado escenario, verdad, Antonio Tabucchi?
Sí, yo tenía veintiséis años y a la  inversa de ese joven me sentía muy poco disponible, hundido en un mar de intranquilidades. Lejos del sitio, fuera cual fuese, en el que debería estar.
Por eso, para esconder mi imprecisa angustia, cierta noche decidí mantenerme estático dentro de la oscuridad del salón, allí en la casa familiar, tan lejos del Africa, a sabiendas de que mi camisa blanca brillaba como una luciérnaga. Y que desde el patiecito abierto a la luna ella estaría bservándome, aun sin verme del todo, fascinada. Todavía enamorada.
No, no me veías. Pero sí ahora, cuando han pasado excesivos años. Y en la noche, mezclado con el prestigio vegetal de los arándanos sin duda rojos, se oye un tango.
La camisa que ahora llevo es azul, casi negra. Por contraste, mi cabello es blanco. La sala está a oscuras. Vos permanecés quieta, esfinge tal vez triste y dolorida ante la callada comprobación de que la rueca llamada vida se desmadeja más rápido cada vez, y ya no sos la muchacha que reía por nada y miraba la luna.
Tampoco estás aquí, es cierto. Y sin embargo, sólo ahora podés verme. Porque estás únicamente en mi y no ya en un patio inexistente. Ni en esa África que nunca visitamos.


       
¿UN SUEÑO? 

Entré, sonriente y confiado,  en el salón. La multitud se agitaba sin finalidad visible. Una orquesta imponía su música poco real. La busqué, ávido: ah, sí, allí estaba ella, pura sonrisa y agitando las manos mientras marchaba a mi encuentro. De pronto, comenzó a alejarse velozmente, braceando desesperada. Segundos más tarde el salón desapareció, oscurecido en un violentísimo haz de luz.


¡PUCHA, CÓMO SOS!

Sos tan ser que no hay palabra para decirte. Sos el sinlenguaje. Movés una mano y el aire se colma de ser. ¿A qué tamaña exageración? Pero si fueras menos ser ¿cómo te sostendrías en lo aparente? Igual que el buen perfume, persistís.



Quarks